EL VIENTO QUE ARRASA de Selva Almada
La novela empieza trasmitiendo una sensación de podredumbre, como si ya anticipara el final de algo.
En "El viento que arrasa" los personajes de Tapioca y Brauer como lo salvaje y el reverendo como lo civilizado, hay en todos los personajes un silencio que los mutila, cuando el reverendo aparece parece ser una oportunidad para Tapioca, el reverendo y el pastor Sacks evangelizando en todo ese monte salvaje. Hay un pararlelismo entre los dos jovencitos de esta historia, Tapioca no sabe lo que es un río ni tampoco un puente, en contrapunto el Gringo parece estar contento en su lugar, el reverendo dice que "naturaleza y trabajo harían del muchacho una persona de bien". Hay tantas palabras y a la vez tan pocas, palabras que se lleva el viento, el viento arrasa las palabras? También hay miedo. Parece que el reverendo quiere hacer una obra para entregarle a Dios, no importa el destino de las personas, el amor de Jesús es un fuego, un incendio que se propaga por el mundo ¡qué parecido al infierno suele ser a veces el amor de dios! El reverendo tiene dotes de orador, talento para la palabra, él prefiere los lugares olvidados y pobres, está convencido de lo que hace ¿el reverendo se ve a sí mismo en Tapioca? ¿Por qué mientras lo está convirtiendo se acuerda tanto de su bautismo? Brauer sabe que se está muriendo ¿por eso deja que todo pase? son muy interesantes las partes de la novela donde se escribe lo que el chico piensa, hay confusión, miedo y también confianza. Se nombran otros tipos de ritos también, más paganos, la Difunta Correa. Tapioca quiere volver a ver a su madre, el reverendo y su hija viajan mucho, ellos son una promesa para él. Hay un capítulo donde se describe una tormenta desde la percepción de un perro que es muy genial.


